6 Trucos para Jugar fácil al Billar
Jugar fácil al billar es muy difícil. La mayoría de billaristas arriesgan más de lo necesario, mueven demasiado la blanca […]
Jugar fácil al billar es muy difícil. La mayoría de billaristas arriesgan más de lo necesario, mueven demasiado la blanca […]
Cada billarista tiene su propio ritual. O al menos debería tenerlo. Es su estilo, su ADN, su seña de identidad. Por ritual me refiero al conjunto de acciones y gestos que hacemos más o menos de forma automática cada vez jugamos. También podríamos llamarle rutinas, hábitos o costumbres: a la hora de pensar la partida, a la hora de apuntar o a la hora de tirar. En el post de hoy te doy algunos trucos para perfeccionar tu ritual o para empezar a pensar en él si todavía no lo habías hecho.
Siempre he sido muy perfeccionista y meticuloso en todos los ámbitos de la vida. También en el billar. A la práctica significa que me tomo muy en serio los entrenamientos y los torneos, procuro exprimir mi técnica cada día y busco siempre dónde está el fallo para poder corregirlo. Quiero ser el mejor, vaya. ¡Y quién no! Pero el perfeccionismo es una arma de doble filo muy peligrosa y en el post de hoy vamos a ver cómo usarla a tu favor para ser un mejor billarista.
La mayoría de billaristas no saben entrenar. Nadie les ha explicado cómo hacerlo. Y cada vez que van a la sala cogen un juego de Aramith y se dedican a entronerar bolas aleatoriamente hasta que se cansan (que suele ser rápido). Sin rumbo, sin objetivo y sin plan. ¿Consecuencia? No avanzan. Porque se aburren, y desisten.
Vas al cuadrante, buscas tu nombre y piensas: «Mierda, otra vez me toca con la bestia negra». Todos tenemos algún billarista maldito al que somos incapaces de vencer. Nos tiene la medida bien cogida. Hay nivel de sobra para ganarle pero nunca lo hacemos porque pensamos que jamás lo hicimos. Damos mil vueltas a las derrotas pasadas y olvidamos lo más importante: el partido que debemos jugar ahora. ¿Quieres poner remedio a esta situación? Sigue leyendo.
Hace justo un año que pisé el Crucible por primera vez para ver el Campeonato del Mundo de Snooker.Estuve dos