
Peligro: Spoiler
Si prefieres ver la final antes de saber quien se llevó los 350.000, no sigas leyendo. Aquí arriba tienes el partido épico. Házte unas palomitas y dale al play. Si ya la has visto o simplemente quieres un resumen de las dos horas de partido, sigue leyendo. La final empezó como si fuese un combate de boxeo. Mientras el speaker presentaba, Hohmann y Manalo se miraban fijamente a los ojos estando uno a un palmo del otro. Era un espectáculo típicamente americano con el añadido de ser el IPT. No faltaban tampoco las azafatas, esenciales para actualizar el marcador. Ambos jugadores tenían su propio coach con el que podían conversar durante el partido. Charlie Williams asesoró al alemán y José Parica al filipino. Manalo llegaba a ese último encuentro con un parcial de 23-5, ligeramente mejor que el de Hohmann, 21-7. Pero las estadísticas poco importan en cualquier final. Lo que sí importa es quién de los dos estaba mejor físicamente después del desgaste que suponía haber jugado 28 partidos esa semana. 8 ganadas, saque ganador. Por tanto, sacar bien y limpiar la mesa era el objetivo. Tras ganar el punteo, Manalo lo hizo dos veces: 2-0. En la tercera partida no entró bola y Thorsten aprovechó. El alemán se apuntó las tres siguientes partidas con tres tacadas impecables: 2-3. A la siguiente no entró bola de saque pero Manalo falló un tren asequible: 2-4. Hohmann lo tenía todo a favor para poner más ventaja de por medio pero falló un 11 fácil y regaló el 3-4. Manalo limpió la mesa pero volvió a hacer dry break, así que el alemán se puso de nuevo por delante: 4-5. Otro fallo inesperado del Hohmann supuso el 5-5. Una tacada para cada uno y 6-6. En el momento más inoportuno, Hohmann entra la blanca de saque y Manalo aprovecha para ponerse 7-6 por delante. Tiene el saque para matar el partido pero increíblemente vuelve a quedarse sin entrar bola con el primer tiro. Hohmann termina: 7-7. El desenlace no podía ser más épico. Todo se decide a la buena. 8 bolas más para hacerse con los 350.000. Thorsten Hohmann respira hondo y se dispone a sacar en la que sin duda será la partida más importante de su vida. Sus ojos se iluminan cuando ve que el 9 cae en la tronera central y que las bolas dibujan la partida más fácil de su vida. Ya lo tiene. El alemán no falla. Cuando cae ese 9, Manalo, sentado al lado de Parica, ya sabe que se tendrá que conformar con los 99.000 euros del segundo premio. 29 partidos después, Hohmann no está dispuesto a fallar en la tacada más fácil del torneo. Las 10 horas de entreno diarias de Hohmann en las semanas previas a esa competición surtieron efecto. El premio no se hace esperar, junto a la copa recibe un maletín con los 350.000. En Billiards Digest contaron que Hohmann tras ganar gastó 30.000 dólares jugando a los dados en el Casino. No debió preocuparle, todavía le quedaban otros 300.000. No te pierdas la próxima semana la tercera entrega de "Cuando el pool movía millones" con la crónica del World 8 Ball Open 2006. Si no viste el primer post de esta serie, lo tienes aquí.****
Disfruto como un niño pequeño preparando estos artículos pero me llevan mucho trabajo. Si te ha parecido interesante, compártelo con tus amigos billaristas y dame un Me Gusta en Facebook :)